Vision desde Washington: Otro imperio de mil años que parece irse en doce. The view from Washington: another thousand years Empire that seems to go in twelve.
Vision desde Washington: Otro imperio de mil años que parece irse en doce. The view from Washington: another thousand years Empire that seems to go in twelve. (English version follows Spanish)
Claudio M. Loser
3 de Noviembre de 2015
Los periódicos informaban antes de las elecciones presidenciales del 25 de Octubre, que Cristina Kirchner bailaba al ritmo de una canción sugiriendo que su reino se mantendría por mil años. Otros “emperadores” en el pasado sustentaron la misma idea, quizás más recientemente Hitler, que duró 12, como el Kirchnerismo es muy posible que lo repita. Por cierto que el autoritarismo y discrecionalidad del Kirchnerismo en democracia no puede ni debe compararse con la atroz tragedia del régimen Hitleriano, salvo en la precepción de infalibilidad y control y de la existencia de enemigos donde no los hay.
Sin embargo, el régimen tal como era conocido hasta ahora, terminó: hay dos razones concretas que lo explican: el general cansancio de la gente por los abusos de poder y la arrogancia ideológica, y una economía en crisis financiera y además con estancamiento, pobreza, y aislamiento. Argentina no es Siria, no es Afganistán, y ciertamente no es Corea del Norte. Sin embargo está entre los países con peor desempeño en los últimos años, ciertamente en America Latina y seguramente en el mundo. Solamente Brasil y Venezuela han crecido menos entre los principales países de la región entre 2008 y 2015, si se ajustan las cifras oficiales por “errores” de medición, e incluso sin hacerlo en los últimos cuatro años. A nivel global la Argentina está número 150 de un total de 188 países en crecimiento promedio en los últimos cuatro años. Si se usan cifras ajustadas, su posición cae a 170. Claramente, la posición del país está lejos de ser envidiable, y de ser un esquema digno de copiar. La tasa de inflación ajustada del periodo 2014-15 es la segunda más alta del mundo después de Venezuela y junto con Ucrania, seguidos por Malawi y Sudan, y algo menor que Ucrania, medida con datos oficiales, y con una sobrevaluación superada por Venezuela en la región.
Se pueden medir otros indicadores, tales como el déficit en cuenta corriente, la pérdida efectiva de reservas, el déficit fiscal y la diferencial entre tasas de cambio, y todo da aproximadamente igual en términos de posición relativa, algo menos grave que Venezuela, pero generalmente peor que otros, incluso Brasil. Debido a la actitud beligerante in extremis respecto de los “holdouts” y otros acreedores e inversionistas, lo que se registra no es una caída en las entradas de capitales, sino una enorme salida. Lo importante es que la gente puede no medir estos valores, pero los siente en el día a día, junto con un cambio para peor en la pobreza, aun para los grupos más fieles al poder.
Claramente el modelo Kirchnerista ha sido derrotado, aun cuando Scioli gane en la segunda vuelta. Las condiciones económicas y políticas del país impiden el continuismo. El candidato lo entiende, ya maltrecho por haber perdido votos en general y la provincia de Buenos Aires, segundo ente político después del Gobierno Federal. Si el ganador es Macri, no del todo claro, se actuará con rapidez para corregir los desequilibrios, aun con concesiones electorales y errores, que ciertamente ocurrirán. La salida del caos será difícil y dolorosa, pero inevitable. Eso es lo importante. Los causantes de la crisis pagan ya con el shock de su derrota, luego con una lenta transición a una merecida irrelevancia.
El autor es Presidente de Centennial Group Latin America; Senior Fellow en el Dialogo Interamericano; y sirvió como Director del Depto. del Hemisferio Occidental del FMI desde 1994 a 2002. Es oriundo de Argentina. Las opiniones presentadas son su responsabilidad, y de ninguna manera es su intención que ellas representen el punto de vista de las instituciones a las que está asociado
The view from Washington: another thousand years Empire that seems to go in twelve
Claudio M. Loser
November 3, 2015
Before the presidential elections on October 25, the media reported that Cristina Kirchner was dancing to the beat of a song suggesting that her kingdom would remain in power for a thousand years. Other “emperors” in the past held the same idea, perhaps most recently Hitler, who lasted 12, as Kirchner is likely to do. Certainly, Kirchnerismo authoritarianism and discretion in democracy is in no way comparable to the appalling tragedy of Hitlerism, except for the perception of infallibility and control and of the existence of enemies where there are none.
However, the regime as it was known until now has ended: there are two concrete factors that explain it: general fatigue of the people about the ideological arrogance and abuse of power, and an economy in crisis, stagnation, poverty, and isolation. Argentina is not Syria, it is not Afghanistan, and certainly it is not North Korea. However it stands among the countries with the worst performance in recent years, certainly in Latin America and probably in the world. Only Brazil and Venezuela have grown less among the major countries of the region between 2008 and 2015, if official figures are corrected for “errors” of measurement, and even without doing so for the past four years. At the global level, Argentina is number 150 of a total of 188 countries in terms of average growth in the past four years. If adjusted figures are used, the position drops to 170. Clearly, the position of the country is far be enviable, or be worth following. The adjusted inflation rate for the period 2014-15 is the second highest in the world after Venezuela and together with Ukraine, followed by Malawi and Sudan, and somewhat less than Ukraine using official data; and with an overvaluation of the currency only surpassed by Venezuela in the region.
Other indicators, such as the current account deficit, the effective loss of foreign reserves, the fiscal deficit and the differential between exchange rates all look about the same in terms of the country’s relative position, somewhat less serious than Venezuela, but generally worse than others, including Brazil. Due to the in extremisbelligerent attitude with respect to the “hold-outs” and other creditors and investors, the accounts do not record a drop in capital inflows, but a huge outflow. The important point is that people may not measure these values, but feel them day to day, together with a change for the worse in poverty, even for the most faithful followers of power.
Clearly the Kirchner model has been defeated, even if Scioli wins in the second round. The economic and political conditions of the country prevent this continuity. The candidate understands it, already battered by losing votes in general, and, more importantly, the province of Buenos Aires, second political entity after the Federal Government. If the winner is Macri, which is not clear, he will act quickly to correct the imbalance, even with election concessions and errors, which will certainly occur. The exit from the current chaos will be difficult and painful, but inevitable. That is the important point. The creators of the crisis are already paying with the shock of their defeat, and later with a slow transition to a well-deserved irrelevance.
The author of this note is President of the Centennial Group Latin America; a Senior Fellow at the Inter-American Dialogue; and served as IMF Western Hemisphere Director from 1994 to 2002. He is Argentine. The opinions presented here are his own, and are not intended in any way to represent the views of the organizations with which he is associated