El Diablo sabe más por viejo, que por Diablo: Que se puede esperar de la visita del FMI a la Argentina
El Diablo sabe más por viejo, que por Diablo: Que se puede esperar de la visita del FMI a la Argentina
Claudio M. Loser
Centennial America Latina
21 de Setiembre, 2016 (Publicado en INFOLATAM)
En los últimos días, entre otras conmociones, llegó a la Argentina una misión del Fondo Monetario Internacional para conducir la consulta del Articulo IV, un requerimiento que deben cumplir todos los países miembros y que Argentina desconoció por diez años. ¿Qué significa esta visita y qué encontrarán los funcionarios del FMI?
El FMI es lamentablemente visto por muchos como un diablo arbitrario y duro, que viene a imponer sus recetas. La realidad es que la inmensa mayoría de los 189 miembros del FMI realizan la consulta del Articulo IV, en la que examinan las políticas, se dan recomendaciones, y se presentan resultados a la Junta Directiva para su discusión y posterior aprobación y divulgación (con el consentimiento de las autoridades). Debido a sus políticas erráticas, la Argentina acudió muchas veces al FMI, pero solo el 10 al 15 por ciento de los miembros tiene programas en un momento dado, pero prácticamente todos cooperan en el proceso de consulta.
En cuanto a lo que encontrarán, el Presidente Macri y su excelente equipo encuentran obstáculos muy complejos en su labor para traer a la Argentina a la normalidad. La opinión pública, que aún los apoya, está perdiendo la confianza a un ritmo más rápido que los extranjeros. A su vez, los Kirchneristas y la izquierda radicalizada sugieren derrocar al Presidente. Analistas políticos muy bien conceptuados, y cuya opinión está reflejada en INFOLATAM, afirman que el país está en serios aprietos. Los analistas económicos son más positivos, y la opinión internacional apoya sólidamente al gobierno argentino.
Los hechos adversos son claros: Argentina está en recesión. Desde que Macri asumió la presidencia, los aumentos de precios suman aproximadamente 31 por ciento (IPC Congreso) y en un rango de 43-45 por ciento en los últimos doce meses, principalmente debido al ajuste del tipo de cambio y de tarifas (gas y electricidad); el déficit del sector público es alto; los salarios reales promedio no han caído mucho, pero la percepción es de fuerte pérdida de ingresos; hay luchas intestinas o, por lo menos, falta de coordinación; y un diálogo poco ingenioso de los funcionarios del gobierno con el público.
Pero la recesión es menos drástica que todas las experimentadas después del dramático 2002, incluyendo la de 2008-9 y dos recesiones “ocultas” durante los años de la Sra. Kirchner- en 2012 y 2014. Además, hay indicaciones que se está revirtiendo; que las perspectivas para la economía de Brasil son más favorables; y que el crecimiento global, aunque débil, continúa. El nivel de despidos públicos de 120.000 personas, es alto, pero debe ser visto en el contexto del aumento en el empleo público de aproximadamente 1,200,000 individuos desde 2003 hasta el 2015. La mitad de estas contrataciones habrían tenido lugar en el último año, en condiciones poco claras. Los aumentos de precios son dramáticos, pero reflejan ajustes de una sola vez, torpemente administrados pero inevitables, para reducir subsidios increíbles a los servicios públicos, y que habían sido acompañados por un deterioro en servicios e infraestructura. El déficit fiscal está siendo corregido muy lentamente y con demasiado uso de financiamiento externo, pero la herencia fiscal es muy desfavorable, y la dirección es la correcta.
El Gobierno ha tenido gran éxito en la apertura del sector externo y en lidiar con los problemas de deuda tan mal gerenciados por el gobierno anterior; la política monetaria está permitiendo reducir las presiones inflacionarias, aunque sin la ayuda fiscal necesaria las tasas de interés altas están llevando a un atraso cambiario importante; pero no hay problemas serios de balanza de pagos.
Un enfoque un tanto autosuficiente del gobierno, acciones agresivas por la oposición más radicalizada, y la recesión deben ser tomadas muy en serio. EL FMI seguramente mencionará en sus informes las debilidades y dirá como pueden ser corregidas. Sin embargo, enfatizará el marco positivo en que estas ocurren, y ciertamente no impondrá condiciones. En resumen, basado en su experiencia de diablo viejo, el FMI dará su opinión, pero seguramente afirmará que las perspectivas están lejos el sombrío cuadro pintado por los (genéticamente) impacientes ciudadanos argentinos.